A veces, toca perder, y eso no es malo en absoluto...a veces no hay mayor victoria que ser el perdedor en alguna situación, aunque de eso te des cuenta con el tiempo.
Os voy a contar una historia, a la protagonista la llamaremos Beatríz, por ejemplo.
Hace ya bastantes años, Beatriz fue abandonada por alguien a quien ella quería mucho...todo su futuro, sus planes, su vida...en ese momento se desmoronaron, se le vino a abajo su vida y su mundo, sobre todo cuando se enteró de los motivos por los cuales fue abandonada.
Durante años, Beatriz se siguió viendo con la persona que la abandonó...primero quizá para intentar recuperar a esa persona, luego para no sentirse sola, y finalmente para ganar...ganar que??? La persona que la abandonó, se fue con otra persona...y con los años, los daños, las malas jugadas de nuestra cabeza y una grandísima dosis de ego, ella quería el premio, recuperar a esa persona, sentirse ganadora del trofeo, fuera al precio que fuera... Usó todas sus armas...le daba igual ser el segundo plato, esa falta de amor propio, esa manera de regalarse ante alguien...hizo todo lo habido y por haber por recuperarle.
¿Y sabéis que? Al final, perdió. Era inevitable. Esa historia no podía acabar de otra manera. Y fue la mejor manera de la que podía acabar...porque desde la paz, y exprimiendo y desmembrando cada uno de sus pensamientos, se dio cuenta que se había metido en una guerra absurda donde sabéis que hubiera ganado??? NADA!!! Porque hacía mucho tiempo que ella había dejado de querer a esa persona, porque ni siquiera le gustaba ya, ni su forma de ser, ni físicamente...y de haber sido ganadora, hubiera sido ella la que le hubiera abandonado pasado el tiempo. Porque ella no quería a la persona, ella quería ganar solamente. ¿Habéis visto las malas jugadas que nos hace pasar el ego?
Luchar por algo que no quieres, tan solo por ser la ganadora de algo que no te interesa lo más mínimo...pero como ganas, todo vale.
Perder a veces mola, perder es necesario, perder es aprender...el camino a la liberación.
Besos
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